Conviértase en el vecino

Quizá pasemos parte de nuestra vida ansiando ese mundo mejor con el que todos hemos fantaseado alguna vez. Decir que las cosas están mal es tan obvio como inútil. Reconocer el problema es el primer paso siempre, si, pero reconocerlo y no hacer nada convierte a ese reconocimiento en un nuevo problema, el de la pasividad.

Pensamos siempre en que hace falta una inercia. Una estela a la que seguir para provocar ese cambio. Queremos que alguien nos diga que hay que hacer y que todo saldrá bien. Vivimos pensando en que otro debe luchar por nosotros y que si ese otro estuviera ahí todo sería mas fácil. Pero ¿por qué no nos convertimos cada uno de nosotros en ese otro? ¡Convirtámonos en el vecino!

En lugar de esperar que el vecino se queje conviértase usted en él y haga algo. Nada nos impide crear por nosotros mismos esa inercia, sin intervenciones de nadie más. Si todos fueramos ese otro soñado ya estaría lo que teníamos que conseguir, conseguido.

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