Hoy es el día 10


La melancolía como ese aspersor de agua que salpica y lo enturbia todo de una flácida sensación de apatía y añoranza. Uno pretende ser lo que fue, recuperar los errores cometidos, pero eso ya no es posible: el pasado no resucita, solo se puede reintentar en un nuevo tiempo, pero ya nunca sería lo mismo puesto que hay nuevas cicatrices que nos marcan, que nos hacen pensar de distinta forma. Cada día que pasa somos algo distintos. Esto que llamamos vida arrastra sus sedimentos hasta nosotros, como el inmenso océano, y va conformando así nuestra particular playa.

Lo que fue, fue. Nada se puede hacer contra eso. Podría buscarte en todos los rincones de esta ciudad dormida para respirar nuestra esencia perdida, repetir como un autómata los mismos itinerarios, paso a paso, día a día, latido a latido, más de nada me valdría. Ahora vives en un estado superior de las cosas. En la efímera perpetuidad del recuerdo, en el búcle perpetuo del infinito, en otro espacio y otro tiempo. Y ahí, descarnado y lírico, vivo yo también. Abrazando el infinito sin querer.

10 del 10 de 2010

3 comentarios:

  1. Supongo que esa es la gracia de la vida, no? Cambiar, crecer, aprender de nuestras propias cagadas... y reciclarlas y aplicarlas en forma de nuevas ideas o maneras renovadas de hacer las cosas. Los recuerdos están bien, pero a veces pueden llegar a ser un pesado lastre.

    PD: Me ha gustado mucho tu texto

    saludos

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  2. Leyendo esto me ha regresado a un pasado alegre, que despues fué una pesadilla, pero se aprende de todo, y siempre te quedan buenos recuerdos, yo no pienso en lo malo, pienso en las buenas cosas, esto me hace reflexionar que nunca más nada será igual, que las personas cambian, seguramente yo también cambie sin darme cuenta, muy bueno, espero que sigas repitiendo tanta sabiduría de la vida, me falta crecer, esto ayuda

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  3. Está claro que no se puede, ni se debe, vivir del pasado. Lo pasado ahí se quedó, bueno o malo, nos aportó lo suficiente pero hay que visionar nuevas metas. Equivocarse es humano, muy humano. Es la identidad de esta especie: caer 200 veces en la misma piedra, pero algún día hay que buscar piedras nuevas en las que tropezarse.

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